Aún recuerdo como si hubiera sido ayer; entrar al cuarto de mis padres ver a mi madre destrozada, jamás en la vida pensé que una mujer tan fuerte como ella pudiera estar tan despedazada, tan dolida, tan triste, tan abatida, mi abuela paterna estaba sentada en el reposet sin poder respirar del grito aterrador: -NO, kiko noooo El grito era tan doloroso que sigue estando dentro de mi cabeza aún lo puedo escuchar. El hermano de mi papá tenia la mirada perdida como si por unos minutos se hubiera desconectado del mundo, mi hermana estaba arrodillada tomándole la mano a mi padre que acababa de dar su último aliento, mi padre acababa de morir víctima de cáncer.
Si cierro los ojos, tengo aquella imagen de la habitación - él traía un pijama de cuadros que yo misma le regalé, mi hermana estaba arrodillada dándole la mano pidiendo que regresara:
-No papá, no nos dejes por favor. No tuve más opción que tirar pa lante a pesar de que sentí que mi corazón se detenía por tanto dolor, no pude dejarme vencer, le pedí a mi tía que sacara a mi mamá y levanté a mi hermana para que saliera de aquella habitación lo antes posible. Llegó "gayosso", abrí, los acompañé hasta donde estaba el cuerpo y les dí la ropa; recuerdo bien que le puse un traje gris, una corbata a rayas y una camisa blanca. Los señores metieron a mi papá en una funda y antes de cerrar el ziper me permitieron despedirme. Unos días antes de morir nos dijo a mi mamá y a mi que él no le temía a la muerte, le temía a la agonía; por suerte el no sufrió y eso hizo que aquel beso que le dí me permitiera dejarlo ir en paz.
Metí en la bolsa de su camisa una foto de mi hermana, sus hijas, mi mamá, mi hija y yo. Él decía: -son las 6 personas que más amo en la vida, así que pensé que querría llevarnos ahí en su pecho para que no se sintiera solo.
Llegaron más de 500 personas al funeral, los medios de comunicación anunciaban la muerte del escritor mexicano Rafael Ramírez Heredia. En el ataúd y sus alrededores no cabía una corona más, entonces pensé una frase que mi papá me dijo cuando se enteró que el cáncer lo había invadido: -hija no llores, tu me diste todo en vida, me iré tranquilo y tu estarás tranquila, en vida hija, en vida.
Cuando nos dieron sus cenizas un mes después fuimos a las escolleras en Tamaulipas,abrimos la caja donde estaban sus cenizas y las tiramos al mar, mis sobrinas, mi hija, mi hermana, mi mamá y yo lo soltamos y dijimos: -Adiós Kiko sé libre Él siempre dijo que cuando muriera lo echáramos al mar, ahí justo ahí, en las escolleras.
Hoy pienso que él estará navegando por aquellas aguas diciendo: -En vida hija a la gente en vida Hace 5 años que murió y cada día me duele más su partida.
Y RECUERDA HAKUNA MATATA
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