Nada como ir al estadio, ahora soy pambolera no por gusto sino por buena esposa, casi todos los domingos que juegan los Pumas vamos al estadio, mi cuñado, su amigo Charly, mi esposo y yo. ¿Por qué negarlo? Llevo mi playera de pumas no la nueva esa morada porque no me gustó pero sí llevo mi playera, se la robé a mi esposo y ya me la apropié.
Dejamos el coche en plaza Loreto y caminamos hasta el estadio, cruzamos una avenida creo que es Revolución, donde estoy segura que un día vamos a morir porque todos absolutamente todos corremos y es una curva, así que un día un trolebús nos envestirá y seguro nos apachurra, pero nadie quiere subir al puente, yo trato de hacerles entender sobre todo a mi cuñado que el puente es para que no nos arrollen los camiones pero él me contesta:
-¿Qué pasó? Ni en mis peores épocas.
Nunca entendí que trató de decir con eso pero estoy segura que tendrá peores épocas cuando le partan las patas en mil pedazos y de paso a mí, pero bueno como uno es valiente por no decir pendeja pues como les digo cruzamos jugándonos la vida.
Por fin llegas al estadio donde no puedes pasar nada, de milagro lo dejan pasar a uno pero me parece muy bien, no he visto estadio más seguro que el de CU te catean varias veces. Ahí ves a todos antes de entrar poniéndose bloqueador porque los partidos son a las 12 de la mañana, el sol te taladra el cráneo por lo general llevan el bloqueador en una bolsita y luego la tiran.
Al principio tu boleto es muy, muy largo pero conforme pasas puertas, se te queda un cachitito. Bueno después de pasar varias puertas y cateos entras al estadio, que quien ha ido sabe que es precioso; al entrar se te enchina la piel ver esa belleza con esos murales que ningún estadio en el mundo tiene, Diego Rivera hizo de este estadio una maravilla, además ahí juegan los pumas el mejor equipo ¿Qué más se puede pedir? belleza y buenos jugadores.
La zona que más me gusta se llama pebetero es como ir a un concierto porque el que se siente es puto y recibe una gran cantidad de agua denominada meados, cantan todo el partido desde que inician con el himno universitario hasta que acaba con el famosíiiiiiiiiiisimo Goya, no tienen descanso.
Pues ahí estábamos el día de la gran final esta que acaba de pasar contra Monarcas. Por supuesto había que tener muchos huevos para ir con una playera del Morelia pero aun así sus seguidores no se rajaron y llegaron a CU, los dejaron entrar al final para que no hubiera pleitos, cuando entraron los de Monarcas se escuchó una rechifla de puras mentadas de madres y varios putos pero no pasó a mayores.
No había mucho de donde escoger porque estaba atiborrado así que nos sentamos donde pudimos y evidentemente empezamos a cantar, confieso que no sabía las canciones pero en un dos por tres me las aprendí y entoné con mucho orgullo el himno universitario. Después vino una canción que dice más o menos así:
“DALE DALE AZUL Y ORO QUE TU GENTE SE JUNTA, Y AUNQUE NO DEMOS LA VUELTA”
Salió Goyo y todo CU coreo:
¡Goya, goya cachún cachún rarrá rarrá, cachún cachún rarrá rarrá goooya UNIVERSIDAD!
Arrancó el partido, el estadio vibró, pero más el área de pebetero donde el ambiente no cae ni por un minuto, se siente el corazón de los universitarios a cada paso que dan los jugadores. Delante de nosotros estaba una banda de 5 o 6 chavos pero esos que sí llevan a los pumas en el corazón gritaban con toda su alma, le mentaban la madre al árbitro en cuanto marcaba algo en contra de los pumas tanta era su pasión por el equipo que uno de ellos estaba tatuado por todo el cuerpo llevaba piercing en la lengua, en la ceja y en la nariz, pero esto no era lo más importante lo más importante es que tenía en el chamorro tatuado un puma con 5 estrellas y dijo:
-¡Ahora si ya me tatuaré la sexta porque pumas campeón!
El gol no caía pero el ambiente era cada minuto más eufórico, en eso CAYO EL GOL, el gol que le daría a los Pumas el campeonato. Sí, serian por sexta vez campeones, entonces todo el estadio GRITÓ:
-Pumas campeón, pumas campeon
Todos los hombres en pebetero se quitaron la camisa, pero mis tres acompañantes no lo hicieron, así que el chavo de enfrente el de las estrellas tatuadas les dijo:
-Ora putos, ¿Qué no son pumas? No se nota, parecen mariquitas.
Los tres rápidamente asentaron con la cabeza un siiiiií, sí somos pumas
Esto estoy segura que pensaron claro, jamás lo dijeron pero lo pensaron que es lo mismo:
-Si, si somos pumas y putos porque nos das miedo.
El chavo era un tipazo pero se veía aguerrido y molesto de que mi cuñado, Charly y Morris no estuvieran a la altura de el pebetero donde todos demostraban su amor hacia el equipo quitándose las playeras
Entonces el chavo dijo:
-¡Pues quítense las playeras culeros estamos festejando!
Bueno no había acabado de decir esto cuando los 3 ya estaba sin playeras y si el chavo hubiera dicho ahora sin pantalones seguro le hubieran hecho caso porque ahí, ahí en pebetero todos son banda que apoya a su equipo al precio que sea, así que a los 3 no les quedo más que quitarse la playera, era una escena inmemorable el gol había caído y mi cuñado que es tan serio estaba ahí frente a 60 mil espectadores sin camisa y gritando con todas sus fuerzas:
-¡Puma campeón!
Entonces el chavo dijo:
-¡Ahora si se ven como hombrecitos, a cantar cabrones!
Y no nos tuvo que decir ni una vez más, cuando ya cantábamos con toda el alma y el nos decía:
-¡Pero fuerteeee que se oiga, con huevos!
Y a mis tres acompañantes se les marcaban las venas del cuello de tanto gritar pero no se rajaron, ahí estaban en CU gritando como nunca lo habían hecho y sin playera a pleno rayo del sol apoyando a Pumas y obviamente haciendo lo que les decía el de enfrente para que no se nos fuera a enojar y les tatuara un ojo de un puñetazo.
El árbitro por fin tocó el silbato, esto era la confirmación “¡PUMAS CAMEPÓN!”
Y RECUERDA HAKUNA MATATA
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