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lunes, 16 de enero de 2012

A VÍCTOR MANUEL ESPINOSA CABALLERO

. lunes, 16 de enero de 2012

Jamás pensé que un sábado 14 de enero de 2012 me estaría vistiendo para ir a un velorio, mientras me vestía rezumbaba en mi cabeza la llamada de Lobato quien me dijo:
                -Se murió Víctor
De inmediato pregunté:
-¿El  Papá de Víctor?
                -No Marisa, Víctor Espinosa
No podía creerlo, no entendía lo que pasaba, mi mente se bloqueó por unos instantes, no pude reaccionar, era imposible que los ojos azul profundo de Víctor estuvieran cerrados y jamás se volverían a abrir.
Acabé de vestirme como pude con una tristeza que me invadía más allá de lo imaginable.  Cuando me puse la chamarra para bajar las escaleras sentí un escalofrío terrible no podría creer que estaba camino al velatorio, que Víctor estaría en un ataúd.  Pensaba mientras bajaba la escalera:  ¡Qué injusta es la vida, por qué se tenía que ir él, un hombre tan lleno de vida, que viajaba por el mundo repartiendo alegría, cariño, paz, apoyo, amigo de sus amigos, fiel a sus principios, congruente con sus ideales. ¿Por qué se tenía que ir él y no la cantidad de miserables que van por el mundo?
Cuando llegue al velatorio junto con Paula mi amiga, vimos a Carlos Campillo gran amigo y fiel compañero de Víctor en sus aventuras, los ojos de Carlos son sin duda alguna los ojos más hermosos que existen, ese azul profundo, sus cejas delineadas los convierten en unos ojos perfectos, pero en esta ocasión no tenían luz, estaban apagados, la tristeza los invadía. Dos pasos atrás estaba Fabrizzio, la mirada perdida demostraba su dolor, pronunciaba pocas palabras y decía:
-No lo puedo creer, hablé con él hace unas horas mi llamada fue la última que recibió, esto no puede estar pasando.
No pude evitar lo inevitable, subir a darle el pésame a su Madre. La vi ahí a lo lejos sentada abatida, destruida, confinada ante esta terrible injusticia de la vida, me acerqué y no tuve palabras porque no creo que existan palabras para dar consuelo a una madre que perdió a su hijo, un hijo maravilloso que se comía el mundo a pedazos. Ella sabía bien cuánto quería a Víctor y nos dimos consuelo mutuamente, no dije una palabra, no eran necesario, el abrazo tan profundo y sincero lo dijo todo.
Llegaron todos sus amigos, alumnos, compañeros de la vida, de la carrera y por supuesto todos sus amigos del Colegio Madrid, lo acompañábamos en su despedida nadie podía creer lo que pasaba las caras de dolor, de sorpresa, de incomprensión, de melancolía, se dejaban ver en todo momento, en el aire se percibía la densidad del dolor.
Hablar de Víctor resulta difícil pues era un hombre con matices muy diversos lo que sí se puede decir con certeza es que era bueno, noble, sensible, alegre, temperamental, un poco loco como todos, ¿Quién no está loco en esta vida? sonriente, amigable, inteligentísimo, culto, brillante podríamos llenar páginas enteras diciendo lo maravilloso que era.
No estuve en su misa pero sé que Adriana su amiga del alama dijo palabras que dejaron huella a todos los que estaban ahí, sé bien que ella lo adoraba era su hermano y estoy segura que las palabras que pronunció emanaban de su corazón, de lo más profundo de su corazón.
El sábado a las 13 horas se llevaron el ataúd, mientras salía de la sala estaba la canción de “Pablo Milanes, Ojalá” y una computadora pasaba fotos de todas sus aventuras por el mundo, desde la Sierra Tarahumara hasta la India pasando por las tapas en Madrid, las copas en San Miguel, el chiringuito en la playa, comidas con los cuates y siempre absolutamente siempre con una sonrisa en su rostro.
Víctor siempre fue libre, no le gustaban las ataduras, ni las estúpidas normas sociales, él creía en la libertad absoluta y en el amor eterno a la humanidad hoy aunque nos duela es más libre que nunca y sé que si el bajara nos diría eso:
                -Soy libre, no lloren, FODEEER
Se reiría de nosotros si él nos hubiera visto el sábado, segura estoy que se habría reído tanto porque así era él, se burlaba de solemnidades y enfrentaba a la realidad de la muerte sabía que esta era parte de la libertad; pero aquí abajo en la tierra nos deja destrozados, su ausencia cala hasta en los huesos y la pérdida de alguien como él sigo insistiendo no es justa.
Al lado de la cineteca está un panteón y un día que fuimos al cine, en lo que empezaba la película  me dijo:
                -Vamos al lugar donde siempre hay paz y tranquilidad
Me llevo al panteón, a él le parecía un lugar de paz no le daba miedo, confieso que yo estaba acojonada y él me dijo:
                -Esa mi Marisa, aquí no tendrías porqué tener miedo.
Gracias Víctor y sé que siempre estarás en nuestros corazones, la gente no muere mientras siga en el pensamiento de los que lo aman.


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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Victor hermano del alma, primo adorado. Ahora en estos momentos estas donde perteneces, en ese lugar donde siempre hay paz y tranquilidad. Hoy y siempre formas parte de todo. Shine on you crazy diamond!!!

Anónimo dijo...

Mi muy querido Víctor, yo compartí contigo muy poco tempo trabajando en el Cluny en 1994 pero fue suficiente para conocerte y aprender de tu gran personalidad. Descansa en paz. Nacho

Anónimo dijo...

Querido Victor, acabo de enterarme de esto, que aun no lo puedo creer. Uno se pregunta.. Porqué la gente buena y valiosa se muere? ... Te conocimos poco, relativamente.. Pero eso nos bastó a mi familia y a mi, para darnos cuenta de la humildad, la calidad humana y el gran hombre que eras. Gracias por tu tiempo, gracias por tus consejos, tu paciencia, tu buen humor.. Es una gran perdida, el no tenerte mas. Fuiste un gran ser humano, solo pido a Dios por tu descanso y a tu familia y amigos, por el consuelo que merecen. Gracias en verdad por todo. Descansa en paz.. Nos veremos por allá algún día, cuando nos toque... para seguir charlando.

:X ;)) ;;) :D ;) :p :(( :) :( :X =(( :-o :-/ :-* :| 8-} :)] ~x( :-t b-( :-L x( =))

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